lunes, 11 de agosto de 2008

Mi sonrisa


Uno de los descubrimientos más lindos que hice en estas semanas es esa cosita rara que nace de la panzota -cuando Mamá me hace cosquillas o se hace la payasita-, sube por no sé dónde y termina en mi cara; a veces hasta con un ruido raro. Se me escapa de la boca todo el tiempo, cuando alguien me mira y conectamos. También cuando me hacen masajes en los pies, o me acarician las mejillas, el pecho o la panza. El otro día me agarró un ataque de eso justo cuando me estaban por bañar, algo que me encanta y me pone de buen humor.
Creo que se llama... Bueno, no sé cómo se llama, pero Mami sacó una foto en el momento justo -mientras Papá me hacía morisquetas- para que ustedes se den cuenta de qué hablo.

¡Feliz cumplemés! 3


Año 1. Mes 3.
Otro mes que pasé resfriado, aunque -por suerte- sin fiebre. Aquí estoy, en la foto, luciendo un granito inoportuno -aparentemente heredé el insufrible cutis de mi Papá- y el piyama a rayas, el que más le gusta.
  • Mamá me llevó al club por primera vez. No sólo la pasé muy bien, sino que incluso me porté de maravillas, comiendo y durmiendo cuando correspondía.
  • Me vino a visitar mi prima Ornella y días más tarde hicieron lo propio sus papás, mis tíos Silvana y Eduardo.
  • De Tucumán llegó con regalitos bajo el brazo el tío Bernie.
  • Mi hermano Manu me regaló un gym para que me entretenga.
  • Celebramos el Día del Niño y mis Papis me regalaron un móvil para la cuna.
  • Sigo yendo a mi pediatra Marcelo, allá en Belgrano, quien se sorprende cada vez que me ve, porque estoy creciendo mucho y rápido: dice que incluso ¡voy a ser más alto que Manuel!
  • Ya que estamos en cuestiones de cuidado y desarrollo, cada vez me alimento más y mejor (teta y mamadera, para que sepan) y prácticamente eso de los liberar gases ya no tiene secretos para mí. Por ejemplo, Papi no tuvo que insistir con eso de hacerme flexionar las piernas que tanto sirvió en su momento con Manuchito.
  • Los dos entretenimientos que más disfruto son mirar el canal Discovery Kids en la tele y escucharlo hablar a Manu. En materia de música, por ahora suelo disfrutar de la new age, lo que hace huir despavorido a mi Papá. A esta altura mi Mami, en cambio, ya está curada de espanto.

domingo, 10 de agosto de 2008

Día del Niño [2008]


Parece que el segundo domingo de agosto se festeja el Día del Niño. Podríamos entrar en 1.000 consideraciones (bueh, 1.000 no, pero 3 o 4, tal vez) sobre el tema (con clichés del tipo Todos los días deberían ser el Día del Niño, cuestionamientos acerca de por qué la mortandad infantil sigue siendo un problema en un país exportador de alimentos y con una tasa de médicos per capita similar a la de más de una nación del Primer Mundo o reclamos al estilo de mi Papá de a quién se le ocurre correr la fecha de semejante acontecimiento arraigado en lo más profundo de su infancia), pero me limitaré a declarar mi profunda gratitud por el hermoso regalito que me hicieron mis Papis: un móvil para mi cuna que es refachu, porque le dan cuerda y da vueltas y vueltas con una música relinda que a mi Mamá le encanta y a mi Papi lo trastorna. La verdad es que no sé si lo podré usar por estas semanas. Y... como todavía duermo en la cuna, en la habitación de mis Viejos, no resulta muy práctico. Vamos a ver, probar no cuesta nada.
También me vino a visitar la abuela Katty quien, como no podía ser de otra manera, me trajo un regalito muy lindo.
Un saldo altamente positivo para un acontecimiento que, según me he enterado, parece que se repite todos los años. Mm... muy interesante.

jueves, 7 de agosto de 2008

Abdominales, 2 x 10


Mi Mamá y mi hermano Manu me han dado un regalo que no sé cómo considerarlo. Sí, porque mientras Manuel se compraba un muñeco de Batman y ¡otro! barco pirata, para mí optaron por un... ¿gym?
Debo admitir que es muy bonito, todo en la gama del celeste, con chiches que cuelgan y hacen ruiditos y una pelota inflable que es transparente. Pero ¿con qué intención decidieron regalarme algo así?
Lo primero que me viene a la cabeza es -ya sé- medio paranoico: ¿estoy gordo? y creen que tengo que hacer gimnasia. Después me digo que no, que soy de huesos grandes y vengo de una familia de grandotes, pero que no estoy excedido de peso. Lo segundo que viene a la cabeza -cosa que me avergüenza- es un tanto... hipocondríaco: ¿tengo un problema físico? Pienso en Manuchito, que como nació prematuro tuvieron que llevarlo a una kinesióloga para hacer estimulación temprana y todo eso. Luego me digo no, otra vez, y me calmo. Me relajo. Me dejo llevar. Miro esos juguetes que cuelgan y le ordeno a mi cabeza que les diga a mis manos que los agarren. No hay respuesta, pero el intento de por sí es divertido.
Sí.
Ellos dicen que compraron el gym para entretenerme, para jugar... Mm... Puede ser.

viernes, 1 de agosto de 2008

Día 0


Vamos a ver si los milagros existen.

miércoles, 30 de julio de 2008

Papito anda con nanas


No sé muy bien lo que pasa, dado que me la paso en la habitación de mis Papis, durmiendo, comiendo o -simplemente- mirando el techo. Todo eso porque todavía soy un bebé al que les resulta muy fácil engañar. Reitero, no sé muy bien lo que pasa, pero pasa algo. Más precisamente a mi Papá. Y me refiero a la salud, claro.
Hace varias semanas que anda con tos, con muuucha tos. Sí, anduvo resfriado como todos. Y como suele sucederle, también anduvo con bronquitis, que se prolongó, prolongó y prolongó. Tanto se alargó la cosa que hasta el día de hoy sigue tosiendo.
A la mañana, cuando se despierta, no se imaginan los trucos que tiene que hacer para no despertarme con sus ataques de tos (como meterse la sábana en la boca, por ejemplo). Bah, él cree que no me despierta, pero lo he escuchado más de una vez.
Pero a la noche llega lo peor, cuando hay momentos en que no puede hablar de corrido para leerle cuentitos a mi hermano Manu, porque la garganta le empieza a picar mucho y se le cierra (Por el calor del aire acondicionado, explica Papi) o cuando se acuesta a dormir y no para de toser (Por la postura del cuerpo, asegura convencido de que le creemos).
Además estas últimas noches se ha sentido muy débil; tanto, que necesita recostarse un rato en el sofá del living antes de cenar. Encima, bajó 8 kilos en 20 días. Como mucho 20 días, ¿eh? Él dice que es el estrés y todo ese verso.
No sé... No me gusta que no se cuide, que se quede sin aire cuando sube las escaleras o que tosa en cuanto empieza a reír. No sé. Algo tiene que hacer.

domingo, 20 de julio de 2008

El tío Bernie


También anduvo por aquí el tío Bernardo, amigo de mis Papis que vive en Tucumán y que trabaja con ellos desde hace muchos años. Antes venía todos los meses, pero ahora se le hace difícil, a no ser que junte varias razones que faciliten el viaje.
Además de parecerme muy simpático, con su tonadita rara del norte, trajo regalitos tanto para mi hermano Manu -que ya lo conoce bastante- como para mí.
Espero que vuelva pronto. Gracias a que estuvo él, mi Papá -charlando y charlando- me durmió a upa por primera vez.

jueves, 17 de julio de 2008

Mi prima Ornella 2


Hoy vino mi prima Ornella a conocerme un poco más, tomar unos mates con mi Mamá y organizar las vacaciones de invierno de mi hermano Manu.
Como se aprecia en la foto, queda claro a quién quiso visitar.

sábado, 12 de julio de 2008

Vida de club 1


12/07/08
Aprovechando que el día amaneció soleado y con una temperatura extrañamente agradable para esta época del año, mi Mamá nos llevó a mi hermano Manu y a mí a Club de Amigos. Allí nos encontramos con el abuelo Pichi, que -si bien me saludó e hizo algunas morisquetas- se dedicó a jugar con Manuel, que estaba conmocionado por lo que vivía como un regreso a la vida "normal". No entiendo por qué no vino antes si tanto extrañaba el lugar.
La verdad es que la pasé bastante bien: me dediqué a tomar sol y teta, en ese orden; además de dormir, claro.

viernes, 11 de julio de 2008

¡Feliz cumplemés! 2


Año 1. Mes 2.
Por suerte, las cosas se han ido asentando.
  • Festejé el Día del Padre con mi Papá por primera vez.
  • Una vez por semana acompaño a trabajar a mi Mamá.
  • Celebré el cumpleaños de mi Mami también por primera vez.
  • Soy más eficiente en la tomada de teta, pero a veces me quedo con hambre, por lo que me dan una mamadera extra.
  • En general, me despierto sólo una o dos veces por noche, como mucho, y enseguida me vuelvo a dormir. Ah, y suelo usar chupete para bajar la onda o dormir.
  • Una vez por mes voy al pediatra para que me revise y siempre se sorprende por lo grande que me ve.

domingo, 6 de julio de 2008

Mamá festeja sus 37


El diálogo se repitió una y otra vez. Hasta donde yo sé, primero con mi Papá, después con mi tíos por línea materna y, finalmente, por el lado de las amistades. Que no, que no, que no... No voy a hacer nada, se la pasó diciendo mi Mamá cada vez que le preguntaban por su cumpleaños.
¿Razones? Varias.
  • Adaptación a mí por parte de toda la familia y eso todavía está en veremos, porque esto lleva su tiempo.
  • Económicas: parece que no hay un mango partido al medio y, aunque el encuentro sea informal, siempre se termina gastando de más.
  • Físico-anímicas: que también puede traducirse como fiaca.
Más allá que para el 1º vinieron algunos familiares, Mami sostuvo su decisión, pero no contaba con la insistencia de sus amigos. Así fue que el domingo finalmente pasaron a saludar los tíos Ivana, Marcelo, Alejandra y Héctor. No se quedaron más que un rato; sólo lo suficiente para conocerme un poco más, darnos unos regalitos y chusmear un poco.

martes, 1 de julio de 2008

¡Feliz cumple, Mami! [2008]


Una jornada diferente para un día que bien vale la pena diferenciar: el cumpleaños #37 de mi Mamá.
Además de las visitas (que las hubo, como la de los abuelos Katty y Pichi, y mi prima Poppy) y los regalos (un dije de oro compartido con mi hermano Manu y mi Papá), lo mejor que podía ofrecerle de manera especial era tiempo; nada más ni nada menos. Tiempo para ir a la peluquería -mamadera mediante con María-, por ejemplo; lujo que no se había podido dar en meses. Y eso que ella no es precisamente una fanática de esas costumbres, pero -entre la empresa, Manuel y Papi, el embarazo y mi nacimiento- había relegado esos automimos a un lugar muy abajo en su lista de prioridades.
A diferencia de otros años, no hubo lugar para grandes festejos con amigos y la familia; y no porque faltaran motivos, ¿eh? Pero a veces las cosas simples y chiquitas, como yo, se disfrutan más en la intimidad.
Sólo quiero decirte que te amo mucho, Mami. Feliz cumpleaños, por supuesto.
Ah, y gracias por regalarme la vida, me olvidaba de ese pequeño detalle.

domingo, 29 de junio de 2008

Piyama de sapitos



Mi Papá asevera que mi hermano Manu y yo no nos parecemos en nada. Ni en lo físico ni en las costumbres y menos que menos en materia de personalidades.
Hace poco que nos conocemos y la verdad es que no puedo asegurar si tenemos muchas cosas en común. Pero, si algo me queda claro es que por un tiempo indeterminado vamos a compartir 4 cosas:
  1. Habitación
  2. Jardín-Escuela-Colegio-Club
  3. Padres-Perro-Familia
  4. Ropa

Aquí dos fotos, una de Manuel -a poco de cumplir 5 meses, el 09/10/05- y otra de quien esto dicta, en la fecha que figura arriba, en gris; es decir, a punto de cumplir dos meses.
Manuchito tenía dos talles de piyamas con sapitos, porque a mi Papi le enternecía verlo particularmente con esa ropa de cama. Si por él hubiera sido, todos los piyamas habrían terminado siendo con sapitos.

lunes, 23 de junio de 2008

Listo para partir


Como un piloto revisa su instrumental, más o menos hago lo mismo; aunque menos que más, obvio. En invierno, se me ocurre que cada salida es una historia; sobre todo, si se compara con verano, que con un pañal alcanza y sobra.
Hasta ahora las salidas se dividen básicamente en dos destinos:
  1. Pediatra
  2. Trabajo

Mi comportamiento en el auto sólo depende de si estoy dormido o no. En el primer caso, todo bien; pero, si se da el segundo... Digamos que tengo pulmones fuertes.
Entre lo que se ve en la foto y lo que no, sin contar con lo que Mamá carga en el bolso, podemos citar como implementos irrenunciables...
  • Pañal
  • Ropa
  • Medias
  • Gorro
  • Campera con capucha
  • Manta
  • Chupete
  • Colgador de chupete
  • Chiche para entretenerme en el auto

domingo, 15 de junio de 2008

¡Feliz día, Papi! [2008]


Repuestos ya del susto -exagerado por el mocoso de mi hermano Manu-, de mi internación en el sanatorio por apenas 48 horas a causa de un proceso viral de morondanga, pasamos un muy lindo Día del Padre con un integrante más en la familia: yo.
Empecé la jornada bien temprano, despertando a Mamá y a Manuel, aunque no sé si el orden es el correcto. Mami me cambió el pañal, vistió a Manuchito y nos explicó cómo sería la cosa.
Bien simple:
  1. Despertar a Papá.
  2. Darle sendos besotes.
  3. Ofrecerle nuestros regalos (¡mucha ropa linda para combatir el friíto invernal!).
  4. Y decirle...
¡Feliz Día del Padre!

Tanto preparativo hizo que las cosas salieron bastante bien, aunque hubo que repetir escenas, porque a la cámara no sé qué le pasaba. Le dimos una cartota súper emotiva y terminamos cantando, todos juntos...

Feliz, feliz en tu día...

miércoles, 11 de junio de 2008

¡Feliz cumplemés! 1


Año 1. Mes 1.
Mes movidito, si los habrá, con algunas novedades de gran relevancia. A ver...
  • Para empezar, nací; en una noche complicada para mis Papis y, en especial, para mi Mamá, que no recibió la peridural, por lo que... Bueno, imagínense la situación.
  • Conocí a mi hermano, a mi perro, a mis abuelos, a mis tíos, a mis primos, a mis amigos y mi casota.
  • Al día siguiente de mi alta y para no ser menos que Manu, me internaron 48 horas para recibir un tratamiento contra mis elevados índices de bilirrubina.
  • El resto del mes puede decirse que fue relativamente tranqui: a la noche, mal que mal algo dejo dormir a mi Mami, al despertarme cada 2 horas y media. Molesto, pero predecible, alega ella en mi favor. Insoportable, sostiene mi Papá sobre -al parecer- mi irascible carácter.
  • El mes terminó, como no podía ser de otra manera en esta familia, con otra internación por 48 horas; en esta ocasión, por una elevada fiebre de origen viral.

martes, 10 de junio de 2008

Chau a la Trinidad 3


Año 1. Día 31.
En realidad, me estoy apurando un poco, porque todo depende del resultado final de la dolorosa punción que me hicieron ayer. Y eso lo sabremos recién mañana, aunque a primera hora. Si todo sale bien, me dan el alta. Hasta ahora son todas buenas noticias, pues los demás parámetros andan de maravillas. La temperatura no volvió a subir, hago bien pis y caca, duermo bien, como bien y lloro como los dioses.
Cruzando los dedos para que mañana pueda festejar mi primer mes de vida en casota, junto a Mamá -que no se separó de mí ni un segundo-, Papá, Manu y Psycho, aprovecho para agradecer a mi abuela Katty, a las tías Ivana y Mariela, y en especial a mi pediatra, el Dr. Marcelo de Caro, por todo el apoyo que nos brindaron.

lunes, 9 de junio de 2008

Hola a la Trinidad 2


09/06/08
Año 1. Día 30.
  • A veces no hay nada para decir.
  • A veces, mejor no decir nada.
  • A veces hay que decir lo que uno cree.
  • A veces, lo único que se puede decir es que...
No lo puedo creer

Para ser francos, me acuerdo poco o nada de lo que aquí se relata. O sea que siendo yo el foco del problema, el problema se lo hacían los demás. Para el caso, tampoco importa, ¿no?
Todo se dio bastante rápido. A ver...
  1. Día con mucho noni y poca teta. Noche con mucho más noni y menos teta aún. Y algunos quejidos leves y extraños.
  2. Papis que se van a dormir bastante inconscientes de lo que sucede.
  3. Papá que se va a su sesión de psicoanálisis, Mamá que se queda con la cabeza trabajando y pensamientos que no cierran.
  4. Termómetro, temperatura, llamado al pediatra, partida a la guardia.
  5. Mami y Papi se encuentran en la guardia del Sanatorio de Trinidad. No saben qué sucede y se ponen nerviosos. Tienen miedo. No hay otros síntomas -salvo la piel reticulada- y eso los desorienta más.
  6. Luego de una larga espera, el pediatra de guardia me atiende, suministra un antipirético y consulta a mi médico personal. Demasiada temperatura para un bebé que no llega al mes. Todos recomiendan una internación en observación en el pabellón de Pediatría del 2º piso.
No lo puedo creer
Espera en un box de Terapia Breve, así lo llaman. Y allí, maniobras para colocarme una vía, maniobras para tomar muestras de mi orina, pinchazos en falso en pos de una maldita vena, mi cuerpo que irradia calor y en el lugar hace frío.
Y yo desnudo. Muy poco sexy, oh, sí, Señor.
Esperamos todos. A veces, me adormezco, sueño con vaya a saber qué cosas que ni siquiera aprendí a nombrar. Otras veces, me despierto y escucho lo que sucede. A lo lejos, la atención en recepción de la guardia, gente que tose, algún nene que llora. Aquí nomás, a mi lado... tengo varios papás.
Un Papá que se siente de hielo, insensible, despreocupado, trazando mil hipótesis que relativizan o subestiman los motivos de la internación.
Ese es mi Papi; sí, Señor, un cubito recién sacado del freezer.
Un Papá que se siente de flan, aterrado, con miedo a todo; a lo que me pueda pasar, a lo que él no sepa hacer o no haga a tiempo. Con pánico a la sola idea de que me pase algo y él, por haber estado atendiendo a mi hermano Manu en demasía, no me haya llegado a conocer.
Ese es mi Papi; sí, Señor, un budín recién sacado del horno.
Mi Mamá se deja tranquilizar por Papá 1 y, segundos después, sin solución de continuidad, consuela a Papá 2.
Los minutos pasan. Vamos a Radiología y me toman una placa.
Más minutos.
Me vuelven a tomar la temperatura. El antipirético funcionó.
Minutos por aquí y por allá.
Administración dice que no hay camas disponibles; mi pediatra promete conseguir una; Pediatría dice que , pero que No; Administración ahora dice que , pero que espera el OK de Pediatría; mi pediatra dice que ya está; Pediatría dice que en cualquier momento...
Y yo sigo ahí, esperando, sin saber lo que pasa.
Lo único cierto es que recién varias horas después llegué a una cama de verdad. Mamá se quedó conmigo todo el tiempo. Papá fue al Jardín a buscar a Manuel, que se puso pálido ante la noticia: un poco porque le dio miedo y otro poco porque no le gusta despegarse ni un segundo de mi Mami.
Y aquí estamos.
El mundo sigue andando.

lunes, 2 de junio de 2008

Mi abuela Katty 2


Año 1. Día 23.
También anduvo de visita fue mi abuela Katty, ahora un poco más tranquila y relajada después de la noche que tuvo que avocarse al cuidado de mi hermano Manu cuando se me ocurrió nacer.

martes, 27 de mayo de 2008

Mi primera visita al trabajo


27/05/08
Año 1. Día 17.
Realmente no esperaba que sucediera tan pronto, pero las necesidades de la empresa reclamaban la presencia aunque sea fugaz de mi Mamá. Y si ella iba, yo también.
La foto -tomada con el celular- no muestra mucho; bah, en realidad, no muestra casi nada. Estoy con mi Papá en la vereda de casota, esperando que mi Mami saque el auto del garaje.
La experiencia de conocer el trabajo de mis Papis, en Avellaneda, fue altamente satisfactoria. Comí y dormí como corresponde, en la misma habitación que disfrutó mi hermano Manu durante tanto tiempo y en la misma practicuna que nos prestó mi tía Marisa. Recibí muchos halagos de todos los que conocí, como Cacho -el señor de la entrada- o Mirta, compañera de mis Viejos.

domingo, 25 de mayo de 2008

Los tíos Ivana y Marcelo 2


Año 1. Día 15.
Ya repuesto, recomenzaron las visitas. El Día del Primer Gobierno Patrio vinieron los tíos Ivana y Marcelo. Ella es la madrina de mi hermano Manu y estuvo jugando a la lucha con él. Marcelo, por su parte, se dedicó a mimarme.

jueves, 22 de mayo de 2008

Mi primer baño


Año 1. Día 12.
Y, sí, entre una cosa y otra (entiéndase internaciones y sus repercusiones en la rutina de la casa), mis Papis tardaron un poco en bañarme. La verdad es que yo tenía algunas reservas respecto a este tema, pero la experiencia resultó agradable. A nadie le puede disgustar demasiado que le hagan mimos con agua tibia y le canten.
Además mi Mamá estaba ahí garantizando que todo resulte de la mejor manera. Mi Papá, en cambio, se la pasaba yendo y viniendo a y desde la cocina, respondiendo a las inquietudes de mi hermano Manu o simplemente procurando que no se sienta solo ni desplazado.

lunes, 19 de mayo de 2008

Un día en la vida


Año 1. Día 9.
Así están las cosas. Mi hermano Manu se la pasa mirando sus pelis, comiendo, jugando y lloriqueando como caprichoso, y se las ingenia para que casi todas esas actividades involucren a Papá. Mientras todo eso queda circunscrito a la cocina, tal vez hasta lo tolero... un poco. Aún no me acostumbro a las ausencias de mi Papi, pero al menos mi Mamá me hace compañía. Nunca la suficiente para mi gusto. Ahora, si Manuel además comienza a creer que esta es su casota, donde él hace y deshace, no sé cómo responderé.
Por ahora y como se aprecia en el video, lo vengo sobrellevando con la altura, la elegancia y la discreción que me caracterizan. Pero que nadie se ilusione: no ofrezco garantías de que esta situación pueda prolongarse demasiado en el tiempo.
Al margen de todas estas consideraciones, la verdad que cambiar un poco de aires -y no estar encerrado en la habitación- viene bien. Me gusta verlo a Manuchito, observar sus gestos y sus maneras de actuar.

viernes, 16 de mayo de 2008

Chau a la Trinidad 2


Año 1. Día 6.
Me hicieron los análisis muy temprano y los resultaron fueron... ¡excelentes! Así es que me podía ir a casota. Pero la que estaba más contenta era mi Mamá, que no lo podía creer, aunque lo esperaba.
Después de hacer todos los trámites, salimos del sanatorio casi al mediodía y al ratito nomás ya estábamos en Parque Patricios.
Mi hermano Manu estaba en el Jardín y Papá en el trabajo, por lo que dormí y comí de lo más tranquilo hasta bien entrada la tarde, cuando volvieron de sus actividades. Contrariamente a lo que temía, Manuel se portó bastante bien. Incluso hasta intentó hacerme alguna caricia tímida.
Pero el que se portó mal fue Psycho, que está peor que Manuchito. Celoso, llora porque quiere entrar a la habitación de mis Papis. Viene por el balcón y se sube en dos patas contra la persiana. O chumba y chumba, una y otra vez; no lo suficientemente fuerte para que Papi lo rete ni bajito como para no molestar.
A la nochecita vinieron de visita la tía Mariela y la prima Malena, y entonces sí -ante lo que consideró un exceso de atención hacia mi persona- Manu empezó a ponerse un poco espeso, subiéndose a la camota de mis Viejos a rodar o a tirar patadas por el aire.

jueves, 15 de mayo de 2008

Neonatología


Año 1. Día 5.
La foto muestra la puerta de acceso al lugar donde estoy internado y es de la época de cuando nació mi hermano Manu. Los lockers que se ven a la izquierda ya no están, pero el panorama es más o menos el mismo.
Tuve una noche relativamente tranquila. A pesar de las enfermeras de terapia mínima, que -según lo que descubrió mi Mamá- no se comparan en eficiencia con las de terapia intensiva. Para empezar, mi Mami les dejó de su leche para que me den a la noche, pero igual me dieron de fórmula, que me seca.
Mi segunda jornada transcurrió bastante bien, con intensas sesiones de lámpara para que los niveles de bilirrubina alcancen los valores óptimos. Un primer análisis dio muy favorable y el próximo será mañana a la mañana. Ese será el momento clave: si sale bien, me darán el pasaporte a casota.

Hola a la Trinidad 1


Año 1. Día 4.
Mi primer día fuera del sanatorio transcurrió con cierta normalidad. Como dije, mi abuelo Pichi nos llevó a todos -incluyendo a María, que nos va a ayudar todos los días- a casota. El 13 resultó un día bastante templado y muy soleado. El viaje, tranquilo.
En casa, me presentaron a mi perro Psycho, un bretón hermoso y juguetón de casi 10 años, que me olfateó hasta cansarse. ¡Cómo vamos a jugar en cuanto pueda...!
Mi hermano Manu estaba en el Jardín o sea que durante casi todo el día la atención estuvo centrada en mí. Pero las cosas empezaron, digamos, problemáticas. El armado de la practicuna que me regaló la abuela Katty fue todo un tema, pues la muy caprichosa no se quedaba quieta y se desmoronaba. Todos se pusieron nerviosos; en especial, Mamá -que le echaba la culpa a Papá por no haberla armado antes- y Papá -que se defendía argumentando que ella podía haberla dejado armada cuando la probó hace unos días-.
Minutos de tensión que se disiparon cuando finalmente Papi, luego de transpirar e insultar a los dioses, logró instalarla.
El día transcurrió con cierta calma, sólo interrumpida por los ladridos y gemidos de Psychote, que quería entrar a la habitación de mis Papis -mi nuevo alojamiento-, puesto que me consideraba un invasor de su anterior territorio.
Después llegó Manuel del Jardín y todo siguió bien, aunque a mi hermano no le causara mucha gracia verme mamando. Como prometí, me dediqué a descansar y tomar mucha teta. Eso hice: todo el día y toda la noche. De todos modos, hoy día 14 habíamos quedado con mi pediatra Marcelo en presentarnos al sanatorio para hacer un control de la bilirrubina.
A la mañana, Papá y Manuchito fueron al Jardín y al trabajo. Mami y yo partimos hacia el sanatorio a hacernos el chequeo.
Sorpresivamente, pese al descanso y a la buena alimentación, los niveles de bilirrubina incluso habían subido. Marcelo fue terminante: iba a tener que quedarme en observación y a recibir generosas sesiones de lámpara en Neonatología. Por lo menos 48 horas, después de eso se vería qué curso habría que tomar.
Para Mamá fue un brusco volver a vivir situaciones que creía habían quedado en el pasado del nacimiento de Manu, que pasó 36 días entre las terapias intensiva e intermedia.
Claro que no era lo mismo; en mi caso, se trataba de terapia mínima. Pero para ella resultó muy fuerte. No se lo imaginaba. No podía creer que nos pasara esto, que esto le sucediera de nuevo. Lo tomaba como una maldición. De pronto, se encontraba otra vez en el mismo lugar, nuevamente dejando su leche en frasquitos para que me alimenten a la noche.
Para Manuel también significó un impacto. Si bien mucho todavía no me aprecia, tampoco quiere que yo desaparezca del mapa. Cuidado con lo que deseás, que se te puede cumplir, debe haber pensado y seguramente se asustó de lo que los deseos pueden lograr.
No hay fotos de este día, pero la imagen transmite bastante bien lo que sentían todos. Yo, la verdad, mucho no me di cuenta de lo que pasaba.

martes, 13 de mayo de 2008

Chau a la Trinidad 1


Año 1. Día 3.
Hoy es el día de partir, de ir a casota, de empezar la verdadera vida.
La pediatra firmó el alta con todos mis parámetros en condiciones, salvo uno: el de la bilirrubina, ligeramente por encima de lo normal. Pero mi neonatólogo -Marcelo, el mismo de mi hermano Manu- dio el OK para la salida con una condición: tengo que tomar mucha teta. Lo haré, lo prometo.
Afuera, me esperaba el mundo, mi abuelo Pichi -que nos llevó a casota- y María, que comenzará a ayudarnos.
Todo saldrá bien.

lunes, 12 de mayo de 2008

Cuando los mundos chocan


Todos lo estaban esperando y pasó. Yo no lo esperaba y por eso no me mentalicé para que sucediera o no sucediera, pero -cuando llegó el momento- sucedió.
Chocamos.
Digo, mi hermano Manu y yo, colisionamos. Tuvimos un cruce de personalidades. No fue nada del otro mundo, pero sacamos algunas chispas.
Llegó del Jardín con Papá y en el sanatorio se encontraron con el tío Héctor, que estaba de visita. Se pusieron a ver unas fotos y todo estaba perfecto. Después vinieron mis tíos Silvana y Eduardo, y todo siguió bien. Incluso tuvo el gesto de cortesía de servir de anfitrión para mis tíos, presentándome. Nadie lo obligó, salió de él.
Las cosas estaban más o menos en su lugar. Hasta que tuve la osadía de tener hambre, sueño o lo que se me cantara en ese momento, y de la única manera que sé avisarlo lo hice: lloré. Y esa masa de carne y pelos se puso medio loquita. Claro, No pasa nada, dijo Mamá.
Logró contenerme algunos segundos, no lo niego, pero mi insistencia lo superó y ahí medio que se sacó. Tomás, levantó la voz para que yo me calmara. Tomás, insistió, y sonó feo. Ni bolilla le di. Al contrario, más me decía, yo más lloraba. ¿Ah, sí? ¿Te hacés el malo? ¡Yo soy más malo! Dicho esto a los alaridos en mi idioma. Tal vez exageré un poco y sus intenciones fueron buenas, quizá propias de la novedad o el susto, pero por las dudas que sepa que no me va a venir a hacer callar de prepo.
Eso fue todo. Si les llega otra versión, no la crean. Esto fue lo que pasó. Es la pura verdad.

Mis tíos Silvana y Eduardo


Ya al caer la tarde vinieron mis tíos Silvana y Eduardo, que es hermano de mi Papá.
Se portaron muy bien con Mamá y conmigo, pues me trajeron un montón de esas cosas que son muy útiles para un recién nacido (mamaderas, pañales, etc.), pero sobre todo porque lo mantuvieron entretenido a mi hermano Manu, que a esta altura de la situación empezaba a perder la paciencia con mi sola existencia y se acercaba cada vez más amenazadoramente.

El tío Héctor


Hacia la tardecita llegó el tío Héctor, que es el padrino de mi hermano Manu. Hizo un esfuerzo muy grande por venir a conocerme, pues está en pleno proceso de refacción de la casota que se acaba de comprar en Martín Coronado y a la que quiere mudarse cuanto antes.
En la imagen se lo puede ver junto a mi Mamá y a Manuel, mirando unos fotos que trajo mi hermano y que le sacaron en el Jardín.

Mi prima Ornella 1


Más avanzado el día conocí a mi prima Ornella, a quien el ingenuo de mi hermano Manu llama novia. Por ahora no puedo hacer demasiado por competir, limitado a estar prácticamente postrado, pero ya veremos novia de quién será en unos meses, cuando comience a desplegar mi arsenal de seducción.

Mis tíos Maby y Ricardo


Año 1. Día 2.
Tempranito vinieron mis tíos Maby y Ricardo, que es hermano de mi Papá. Ella se operará mañana de un problemita que le molesta y eso la tiene un poco preocupada.
Después me enteré que, por suerte, la cirugía resultó un éxito, aunque parece que Maby -como paciente- no es fácil de sobrellevar.

domingo, 11 de mayo de 2008

El tío Christian


Casi al caer la tarde llegan los tíos Christian y Mariela, con los primos Simón y Malena, que se portaron rebién. Chris siempre pone una cuota de humor, sobre todo en situaciones de cierto desborde, digamos, popular. Es pocas palabras, la habitación comenzaba a desbordar de chicos y él ayudó a que la cosa más o menos se encarrile.

Mi abuelo Pichi


Aquí está mi abuelo Pichi, casi al final de una jornada laaaarga-laaarga, que lo tuvo de aquí para allá. Primero, anoche, cuando llegó al sanatorio de madrugada -en Palermo- para hacerle el aguante a mis Papis. Después de que se aseguró que todo haya salido bien, llevó a mi abuela Katty hasta mi casota -en Parque de los Patricios- para que cuidara a mi hermano Manu. De ahí, regresó a Palermo para intentar dormir algunas horas, aunque sea.
Hoy a la mañana partió nuevamente hacia el sur a buscar a la Abu y a Manuel, para que me conocieran. Luego salió arando hacia el Tigre a buscar a mi primo Pedro, que venía de la isla donde vive con el padre los fines de semana, para que me conozca. Y lo trajo.
Recién a eso de las 4 PM pudo parar un segundo para llenar la panzota.
La verdad, estuvo para sacarse el sombrero.

Los tíos Ivana y Marcelo 1



También vinieron a visitarnos los tíos Ivana -madrina de mi hermano Manu- y Marcelo -de quien se rumorea que será mi padrino-, amigos de mi Papá de toda la vida; pero, de toda la vida en serio, ¿eh?
Como se ve en la foto, Marcelo no hubiera encontrado mi cuna de no ser por la inestimable -y desinteresada- ayuda de Manuel. Ivana, para variar, se la pasó retándolo a mi Papi por todo, como suele suceder. Y suele merecer.
Y también, como suele ocurrir, mi Papá se limitó a responder Ajá.

Mis tíos Liliana y Gustavo


Mi tío Gustavo es el hermano mayor de mi Mamá y mi tía Liliana es su esposa. Son los papás de mis primas Dina -que se comportó como toda una señorita durante la visita, porque ya es grande- y Alma -la nena de la foto, que vino a pesar de padecer una gastroenteritis muy fuerte-.
Tía Liliana se portó muy bien con mis Papis, sobre todo anoche, cuando todos los planes fracasaron y no había quien fuera a casota a cuidar a mi hermano Manu.
Otro que figura en la imagen es mi primo Pedro, hijo de mi tía Marisa. Él también se portó muy bien, hasta que se encontró con Manuel y, juntos, se potenciaron hacia el caos.

Mi abuela Katty 1


En esta foto no se la ve muy bien, pero demuestra que aquí está. Mis Papis están muy agradecidos con ella, porque ayer a la noche se quedó en casota cuidando a mi hermano Manu y hoy se quedará acá, con nosotros, a hacernos compañía.
Espero que cuando yo crezca, mi abuela Katty también me teja medias de lana, juegue conmigo y me compre muchos chiches, como hizo con Manuel.

Mi hermano Manuel


Por fin nos conocemos.
Con la guardia un poco más baja y las expectativas un poco más amplias, mi hermano Manu acepta la oferta de mi Papá de verme más de cerca.
Son segundos de tensión. Mi Mamá toma la cámara y enfoca, aunque la luz no ayuda.
Mi Papi lo alza, cosa de evitar cualquier manotón sorpresivo, y se acercan. Me mira. La verdad, mucho no lo veo. Bah, todavía no veo casi nada. No es algo personal.
Pero se lo adivina bueno, tiene cara de bueno; aunque también se lo ve grandote, morrudo. Sí, debe ser de esos buenotes que, de pronto, se hartan y te pegan un voleo que te manda a la cancha de Huracán, sin escalas.
Tomaré debida nota.
Reacciona bien. Su sonrisa es moderada, sin exageraciones y, sabiamente, mi Papá lo aleja antes de cualquier idea extraña se cruce por su cabeza.
Va a ser complicado, pero creo que nos llevaremos bien.

Comprando voluntades


Finalmente, el encuentro se produjo: mi hermano mayor, Manu, vino a visitarme. Y, para que no se ponga mal, mis Papis le dieron unos regalos de mi parte, pero que -en realidad- los compró mi abuelo Pichi medio a las apuradas.
Lo que importa es la intención, pues su reacción fue muy positiva y lo tomó a bien, cambiando una actitud que venía un tanto resentida.
Espero que se mantenga lejos de mi cuna hasta que se calme. Por ahora no me vio.

Mi tía Marisa y la tía Mariela


Promediaba la mañana y llegaron mi tía Marisa -hermana de mi Mamá- y la tía Mariela, amiga de mi Mami de toda la vida, y la última de un grupo que se disgregó por esa cosa que parece tiene nuestro país, de desalentar a la gente; o, mejor dicho, de alentarla para que se vaya a buscar nuevos horizontes.
Marisa después se iría a trabajar, para volver a la tarde junto a su hijo, mi primo Pedro. Mariela luego regresaría con el tío Christian y los primos Simón y Malena. Mariela se portó más que bien, pues se quedó a hacernos compañía en la noche del lunes.

Mis tíos Silvia y Hugo


Luego de una noche bastante apacible, dentro de todo, pues me limité a comer y dormir, la primera visita que recibí fue de los tíos Silvia y Hugo. Ella es la mayor de los hermanos de mi Papá, aunque menos en broma de lo que cree suele asegurar a medio mundo que en realidad sería la menor. Ante eso, la gente parece que sonríe piadosamente.
Bueno, qué se le va hacer, hay gente a la que los años les producen estragos.

Día 1


Año 1, día 1, hora 1.
Ahora sí, basta de franela introductoria y pasemos a los hechos.
Poco puedo contar de las instancias previas a mi llegada; eso que con tono fatalista seguramente les relatará otro. Puedo hablarles de lo que tiene que ver conmigo, aunque la mayor parte la rescate entre la bruma.
¿Cuándo decidí nacer?
Esta es la última foto, fue lo que dijo mi Papá ayer a la tarde, cuando la retrataba a Mamá por novena vez en otros tantos meses. Es un comienzo. Quizás lo tomé de manera literal y se me ocurrió que era buen momento para nacer.
Pantallazos. Eso es lo que tengo.
A la nochecita, en el shopping Alto Avellaneda, en un pasillo, comenzando a hacer fuerza para salir y Mami haciendo lo mismo, pero para que vuelva a entrar.
O a la noche-noche, mientras Mamá tomaba un baño de inmersión que la relajara y yo pensaba...
¿Te parece que es hora de relajarse?
Como las contracciones se habían disparado -ocurrían cada 2 minutos-, la partera Teresa le dijo a mi Papi que salieran corriendo hacia el Sanatorio de la Trinidad, que allí se encontrarían en la guardia. Considerando que yo sería el segundo hijo, los tiempos se aceleraban, por lo que corría el riesgo de nacer, digamos, sobre un taxi.
¡Paren todo!
La prioridad era garantizar la seguridad de mi hermano, que dormía en su cuarto el sueño de los inocentes. Como lo habían previsto y dada la gran cantidad de gente que se ofreció a cuidarlo anticipando esta circunstancia, mis Papis dieron comienzo al Plan A: los tíos Fernanda y Héctor, nuestros vecinos de abajo.
Nadie atendía ni en la casa ni en los celulares. Oh-oh.
Bueno, era una posibilidad. Imagínense, sábado a la noche; la gente, suele salir a divertirse... Entonces pasaron al Plan B: la abuela Katty.
No atendía ni en la casa ni en el celular. Lo mismo ocurría con el abuelo Pichi. Oh-oh.
A no desesperar. Era hora del Plan C: mi prima Florencia, que vive a una cuadra.
Nada por aquí, nada por allí. Oh-oh.
Mientras Mamá se cambiaba y desesperaba por encontrar a alguno de todos los mencionados, Papá juntaba todos los petates y pergeñó el Plan D, que bordeaba la desesperación: la tía Liliana, que vive en Barracas.
Al fin, alguien que respondió y afirmativamente.
El siguiente paso fue encontrar un taxi. Como no podía ser de otra manera considerando el contexto, tenía demora. Pero, bueno, finalmente, todo se encarriló: llegó la tía y, enseguida, el taxi.
Mis Papis partieron raudamente y el viaje resultó bastante apacible, dentro de todo.
Ya en la guardia del sanatorio, la partera revisó a Mami -confirmó que yo estaba a minutos de nacer- y le dio varias órdenes a Papi, que tenían que ver con la internación, la burocracia hospitalaria y los antecedentes médicos.
Y yo que quería nacer. Y Mamá que sufría.
Llegaron los abuelos. Mi Papá los saludó y se vistió para presenciar el alumbramiento. Cuando le permitieron el paso, lo primero que escuchó fueron los alaridos de alguna pobre mujer que sufría los dolores de parto. Como la voz desgarradora le resultaba irreconocible, al principio no supo de quién se trataba. Luego la vio: era Mamita. El espectáculo era poco recomendable y una enfermera lo hizo salir a los empujones.
Afuera nuevamente, un padre primerizo le dijo con ironía: Nadie dijo que sería fácil...
No pasa nada, lo y se tranquilizó Papi. Esa que grita es mi mujer.
Inmediatamente lo volvieron a hacer entrar. Los gritos tenían que ver con la ausencia del anestecista, que estaba disfrutando de una fiesta de 15 y por eso no llegaba.
El obstetra esperaba afuera al colega demorado y la partera le sugería a mi Mami que tratara, no sé, de cerrar las piernas, más o menos. Pero los dolores la estaban matando y ella empezó a pujar. Al principio, sin ritmo, pero después encontró la cadencia justa.
No habrán pasado más de 10 minutos que salí como un chicotazo.
Parirás con dolor, dispuso Dios y así fue; exactamente a la 1.45 del domingo 11 de mayo de 2008, en la ciudad de Buenos Aires. 4,500 kg, gramo más, gramo menos, fue lo que pesé y 51 cm mi estatura. 38 semanas exactas, aseguró la neonatóloga. Una enfermera me higienizó, tomó la temperatura, me vistió y comprobó 2 cosas: que mis pies son enormes y que, en ciertas circunstancias, como por ejemplo cuando nazco, tengo un humor de perros.
De ahí mi Papá -un tipo alto, ojeroso y con olor a tabaco negro- me alzó y me llevó para que conozca mi Mamá, que me aguardaba ansiosa.
Después todo fue coser y cantar. No se pueden quejar: les dejé pasar una noche tranquila. Me limité a hacer cacona, comer y dormir, que es lo que se esperaba de mí.

La verdadera foto # 1


Año 1, día 1 y algunas horas de vida.
Hola, de nuevo, pero ahora de verdad.
¡Hola! ¡Llegué! Aquí estoy. Aquí soy. Porque cambió el tiempo de verbo. Ahora soy.
¿Mi nombre? Tomás Bautista Frecha. Por gusto de mis Papis, solamente. De Tauro, si es que a alguno le interesa.
En este blog les contaré la historia de mi vida por intermedio de los ojos, los oídos y, por supuesto, los dedos nicotinosos de mi Papá.
Ojalá les agrade lo que vean aquí.
Hoy me limito a presentarme formalmente con esta imagen, la primera que me han tomado -obvio, el obsesivo de mi Papi-, junto a la persona más importante de mi vida: mi Mamá.
Ya habrá tiempo para entrar en detalles.

Mi diario


De esto se habla hoy, el día en que nací. Este es el mundo al que acabo de llegar.

¡Shhh...!


No digan nada, pero ya nací.

sábado, 10 de mayo de 2008

9 meses



La cuenta regresiva terminó. Todo está listo, organizado y planificado. Cada uno sabe lo que tiene que hacer y, mientras la espera se agota, viene bien un repaso de lo sucedido hasta ahora.
9 meses de espera, que pasaron a una velocidad supersónica. Una nueva vida que se viene, fruto del amor más puro. Una pancita de mujer deportista que pasa a panzota de embarazada.
En definitiva, al contrario de como dicen en los velatorios...
Hoy no estamos, mañana estamos.

Mes 9


Con estas fotos comenzamos el último mes del embarazo de mi Mamá. Bueh, en realidad, las fotos las sacamos un poco tarde, porque debíamos hacerlo la semana pasada. Pero, bueno, ustedes saben cómo son estas cosas.
Fue un mes más tranquilo que el anterior, durante el cual sólo me moví durante la noche o cuando tenía hipo.
El miércoles concurrimos al obstetra -que dijo que todo estaba bien- y, una hora después, fuimos al Sanatorio de la Trinidad para la primera sesión de monitoreo fetal. Parece que es una especie de electrocardiograma, con los sensores puestos en el vientre de Mamita, de tal manera de poder captar mi situación. A ella le encantó, porque le recomendaron que comiera y tomara cosas dulces, como chocolate y Coca-Cola, para que yo me moviera más en su panzota. Todas las semanas vamos a tener que repetir estos estudios que, por suerte, también salieron bien.
Bueno, esto es todo por ahora. Ya no habrá más foto Mes #, como hasta ahora; salvo alguna que otra toma en algún evento social.
Como dijo mi Papá al final de la sesión fotográfica.
-Esta es la última foto -a la manera de broche de oro de este registro de 9 meses.
Nunca imaginó que sus palabras serían premonitorias.

miércoles, 30 de abril de 2008

Ecografías 6



Los tiempos se acortan.
Entre una cosa y otra, ya me enfrenté a la última ecografía, que indica un peso aproximado de 3 kilos. Bastante bien, ¿no? El resto, todo bien, como hasta ahora.

Un montón de amiguitos

compartir piso