Año 1. Día 6.
Me hicieron los análisis muy temprano y los resultaron fueron... ¡excelentes! Así es que me podía ir a casota. Pero la que estaba más contenta era mi Mamá, que no lo podía creer, aunque lo esperaba.
Después de hacer todos los trámites, salimos del sanatorio casi al mediodía y al ratito nomás ya estábamos en Parque Patricios.
Mi hermano Manu estaba en el Jardín y Papá en el trabajo, por lo que dormí y comí de lo más tranquilo hasta bien entrada la tarde, cuando volvieron de sus actividades. Contrariamente a lo que temía, Manuel se portó bastante bien. Incluso hasta intentó hacerme alguna caricia tímida.
Pero el que se portó mal fue Psycho, que está peor que Manuchito. Celoso, llora porque quiere entrar a la habitación de mis Papis. Viene por el balcón y se sube en dos patas contra la persiana. O chumba y chumba, una y otra vez; no lo suficientemente fuerte para que Papi lo rete ni bajito como para no molestar.
A la nochecita vinieron de visita la tía Mariela y la prima Malena, y entonces sí -ante lo que consideró un exceso de atención hacia mi persona- Manu empezó a ponerse un poco espeso, subiéndose a la camota de mis Viejos a rodar o a tirar patadas por el aire.
Me hicieron los análisis muy temprano y los resultaron fueron... ¡excelentes! Así es que me podía ir a casota. Pero la que estaba más contenta era mi Mamá, que no lo podía creer, aunque lo esperaba.
Después de hacer todos los trámites, salimos del sanatorio casi al mediodía y al ratito nomás ya estábamos en Parque Patricios.
Mi hermano Manu estaba en el Jardín y Papá en el trabajo, por lo que dormí y comí de lo más tranquilo hasta bien entrada la tarde, cuando volvieron de sus actividades. Contrariamente a lo que temía, Manuel se portó bastante bien. Incluso hasta intentó hacerme alguna caricia tímida.
Pero el que se portó mal fue Psycho, que está peor que Manuchito. Celoso, llora porque quiere entrar a la habitación de mis Papis. Viene por el balcón y se sube en dos patas contra la persiana. O chumba y chumba, una y otra vez; no lo suficientemente fuerte para que Papi lo rete ni bajito como para no molestar.
A la nochecita vinieron de visita la tía Mariela y la prima Malena, y entonces sí -ante lo que consideró un exceso de atención hacia mi persona- Manu empezó a ponerse un poco espeso, subiéndose a la camota de mis Viejos a rodar o a tirar patadas por el aire.
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