Una foto de quien será mi Mamá, el Día de la Madre, recibiendo un regalo de Manu. Todavía la panzota ni se ve, aunque las celebraciones de la jornada tuvieron un toque diferente de años anteriores.
Para esas semanas, las emociones de quienes me han engendrado eran sumamente variables; volátiles, diría. Sobre una base de inmensa alegría, convivían una suma de temores (a lo nuevo, a los cambios, a la alteración de las rutinas familiares, al efecto que mi llegada producirá en Manu, a la multiplicación de responsabilidades y tareas) y fiaca.
Tal vez no haga falta aclarar que la mayoría de esas emociones eran propiedad del hombre de la casota, quien ya no se mostraba tan canchero o superado con las novedades.
Para esas semanas, las emociones de quienes me han engendrado eran sumamente variables; volátiles, diría. Sobre una base de inmensa alegría, convivían una suma de temores (a lo nuevo, a los cambios, a la alteración de las rutinas familiares, al efecto que mi llegada producirá en Manu, a la multiplicación de responsabilidades y tareas) y fiaca.
Tal vez no haga falta aclarar que la mayoría de esas emociones eran propiedad del hombre de la casota, quien ya no se mostraba tan canchero o superado con las novedades.